La permanente revolución tecnológica en la que estamos inmersos redefine nuestra profesión, el Trabajo Social, en una triple dimensión: redefine el contexto social en el que intervenimos, redefine nuestras propias herramientas de trabajo, las competencias y habilidades que necesitamos para abordar los procesos de exclusión social y las trayectorias vulnerables de nuestros conciudadanos. El Trabajo Social como profesión y como disciplina científica no puede quedarse al margen de la transformación digital de la sociedad. En este capítulo, presentamos distintas perspectivas sobre la brecha digital que los trabajadores sociales deben prestar atención y así como los retos que plantean al Trabajo Social. El Trabajo Social tiene que asumir el cambio tecnológico como una oportunidad profesional, redefiniendo sus metodologías y promoviendo el bienestar de la población en sociedades de nativos digitales. Es una oportunidad profesional, y es una exigencia ética: no es posible apoyar y fortalecer las trayectorias vitales de los ciudadanos si no tenemos en cuenta que las vulnerabilidades que les afectan. Para lograrlo, hay que estar bien posicionado en el ámbito de la innovación tecnológica (incoporando metodologías, contenidos y competencias en la formación de los trabajadores sociales), en los procesos de planificación y decision estratégica, e incoporar metodologías de diseño que detecten las vulnerabilidades existentes, mediante estrategias de intervención social adecuadas.