Me resulta muy interesante y apropiado el enfoque sobre el concepto de agresión inicial, sin embargo, al avanzar el artículo, cuando dice “... la existencia de estos pactos no implica una garantía de coexistencia pacífica generalizada y permanente..., lo que aumentaría las ocasiones en que su vigencia habría dejado de existir... improbable una densa red de estos pactos con todos...” Esto, pienso, como teorema, es un prejuicio presentista, ya que no debemos descartar de un plumazo el alcance de la organización tribal o interpersonal, como la llama el autor. Las relaciones consanguíneas o interpersonales podían ser mucho más fuertes y vinculantes que las nuestras, o que nuestros actuales pactos políticos o institucionales.