Este trabajo de investigación ha sido realizado por Cristina Sánchez-Raya en el grupo de Fisiología Vegetal del Departamento de Botánica y Fisiología Vegetal de la Universidad de Málaga, España, bajo la codirección de la Dra. Sara Posé-Albacete (Universidad de Málaga) y la Dra. Rosario Blanco-Portales (Universidad de Córdoba), y tutorizado por el Dr. José Ángel Mercado-Carmona (Universidad de Málaga). Este trabajo ha sido financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia de España y Fondos FEDER de la UE (AGL2017-86531-C2-1-R). C. Sánchez-Raya recibió el apoyo de una beca FPI del Gobierno de España (PRE2018-085509).
La fresa cultivada es un cultivo de alto valor económico, debido a las cualidades organolépticas únicas de sus delicados frutos. Estos frutos sufren una textura blanda y fundente durante la maduración que provoca grandes pérdidas económicas. La textura de la fruta es una característica compleja que depende principalmente del desensamblaje de la pared celular y de la disolución de la lámina media durante la maduración de la fruta. Varios enfoques tecnológicos dedicados al silenciamiento de pectinasas apoyan un papel clave de las pectinas en la textura del fruto de fresa, basado en el análisis funcional de varias líneas transgénicas con pectato liasa, poligalacturonasa y β-galactosidasa reguladas por tecnologías antisentido y ARNi (Quesada et al., 2009; Posé et al., 2013; Santiago-Doménech et al., 2008; Paniagua et al., 2016; Paniagua et al., 2020).
En consecuencia, el objetivo principal de este trabajo de investigación ha sido obtener plantas con el gen de la poligalacturonasa FaPG1 editado para obtener fenotipo de fruto más firme mediante CRISPR/Cas9. Para cumplir este objetivo principal, se han intentado dos aproximaciones diferentes: