Ibn ‘Arabī nos propone leer la luz y la naturaleza como un bello y complejo texto —por otra parte, totalmente comprensible dentro de su marco epistémico— en el cual el ser humano que ha conseguido obtener una apertura (kashf) puede contemplar una gramática de la multiplicidad que iluminada por el tajally en la cual conecta con lo divino en tanto su atributo de Verdad (ḥaqq). El texto/naturaleza se va desplegando en tanto que nombres/nombres propios (asmā’/dhāt) y adjetivos/atributos (ṣifāt) con acciones/verbos (afa‘āl) de forma que componen una realidad compleja en muchos niveles velados/ensombrecidos por la sombra (ẓill) de la Verdad (ḥaqq) de Allāh. La razón (‘aql) es capaz de percibir unos niveles iluminados, pero no otros; sin embargo, el corazón (qalb) si es capaz de captar esas luces ocultas que hacen emerger otros niveles en nuestra imaginación.