Las historias clínicas suponen una fuente historiográfica novedosa y compleja a la vez, que puede dar lugar no sólo a estudios cuantitativos sobre datos sociodemográficos o variables clínicas, sino que pueden ser vistas como una puerta de entrada a las experiencias de internamiento de mujeres y hombres que alguna vez, habitaron el manicomio. Este acceso a sus narrativas puede hacerse de forma directa a través de cartas escritas por las y los internos o de forma indirecta, tratando de recomponer los discursos de pacientes que aparecen recogidos como fragmentos dentro del relato clínico. En el área de Historia de la Ciencia de la Universidad de Málaga hemos trabajado con el archivo clínico de la sala de mujeres del Manicomio Provincial de la ciudad, que pertenecía a la beneficencia (Garcia-Diaz 2020). La cuestión de los espacios en instituciones totalitarias ha sido planteada por Goffman en su libro “Internados” (Erving Goffman 2009) señalando cómo los espacios generan prácticas y discursos y viceversa, cómo los discursos dan lugar a espacios donde un poder tentacular y multiforme acaba materializando violencias sobre los cuerpos (Foucault 2005), en este caso, sobre los cuerpos de las mujeres internadas. En mi propuesta, trato de visibilizar estas formas de relación entre ambos niveles, cómo los discursos de una psiquiatría hegemónica terminaban cristalizando en prácticas reales sobre las pacientes y qué papel jugaban los espacios en esta relación. También abordaré las diferencias espaciales entre géneros (salas de hombres y mujeres de la institución) y de clase, comparando los espacios del manicomio de la beneficencia con la Clínica Reposo Los Ángeles, una institución privada inaugurada en Málaga al finalizar la Guerra Civil.