Los roles tradicionales de género asignan a la mujer la responsabilidad del cuidado de la familia, especialmente en el caso de enfermos, ya sean adultos o menores. No obstante, en los últimos años se está asistiendo a una reconfiguración de los roles paternos y maternos, donde los hombres se implican en el cuidado de sus descendientes. Sin embargo, existe poca investigación previa en nuestro país sobre qué ocurre cuando la enfermedad es de larga duración en un menor e implica unos cuidados prolongados en el tiempo. Este trabajo presenta los resultados de una investigación cualitativa, desarrollada en Málaga. Se realizaron doce entrevistas en profundidad: diez entrevistas a cinco parejas heterosexuales, cuyos descendientes han sido diagnosticados de cáncer, así como a una psicóloga y una trabajadora social que trabajan con menores con dicha enfermedad. Los resultados muestran que, ante la falta de una baja laboral remunerada para ambos progenitores, las madres actúan como cuidadoras principales, incluso si sus ingresos son superiores a los de sus parejas. La prestación por cuidado de menor con enfermedad de larga duración refuerza esta división tradicional de los roles, dado que solamente se concede si ambos trabajan y únicamente uno la solicita. Estos hallazgos ponen de relieve que el permiso debiera diseñarse para ambos progenitores atendiendo al tiempo de enfermedad y recuperación del menor, asegurando una corresponsabilidad real que debilite la asociación de la mujer con el rol de cuidadora.