Entender el centro histórico de la ciudad como el espacio existencial en el que se depositan sus valores culturales, esencia de sus orígenes, conduce a la mejor arquitectura contemporánea a trasladar sus inquietudes desde la construcción del objeto concreto, a proyectar un vacío en el que la vida siga su curso, preservando el valor cultural de los espacios públicos que median entre los edificios. El proyecto de Alejandro de la Sota para el Museo Provincial de León es un buen ejemplo de esta actitud cultural y urbana.