Es necesaria una correcta percepción del carácter de una ciudad para llegar a comprenderla. Las acciones emprendidas en la actualidad por los promotores urbanos, tanto públicos como privados, tienden a 'descaracterizar' a las ciudades, lo que influye en el desarraigo de la población, que no llega a vincularse con la ciudad que habita. Así, la ciudad se convierte en un mero decorado, pues la arquitectura urbana se vacía de contenido.