En el nuevo escenario de la producción teórica y crítica del arte contemporáneo, redefinido por los flujos globales y la movilidad de géneros, disciplinas, comportamientos y metodologías, surge la necesidad de crear nuevas herramientas de interpretación de las prácticas artísticas. Teóricos de varios ámbitos disciplinares como Edward Said, Homi Bhabha, Édouard Glissant, Fernando Ortiz, Walter Mignolo, Gloria Anzaldúa, entre otros, han creado una narrativa de resistencia para deconstruir las estrategias modernistas de igualdad que las ciencias sociales tradicionales han imaginado como sólidas e inamovibles (la nación, la clase, la adscripción político-ideológica). Las teorías del arte sumergidas en el posestructuralismo –con frecuentes incursiones hacia el posmodernismo y el poscolonialismo– son deudoras de estas posiciones conceptuales y revelan el interés hacia la resistencia en contra del proyecto etnocéntrico y universalista de la modernidad. Los artistas mexicanos Teresa Margolles y Guillermo Gómez-Peña, generando una movilidad identitaria y cultural en este escenario posnacional, poshistórico y poscolonial, significan casos de estudio significativos para entender el cambio de paradigma que domina buena parte de la producción artística actual, sobre todo en contextos fronterizos.