El uso de sistemas aéreos no tripulados (drones) en trabajos medioambientales ha adquirido
gran popularidad en los últimos años. Las principales ventajas que ofrecen los drones sobre los métodos
convencionales son: 1) la capacidad para obtener imágenes de alta resolución espacial mediante cámaras
embarcadas y 2) la facilidad de despliegue, que permite obtener datos de modo inmediato y en cualquier
tipo de terreno. La perspectiva aérea que ofrecen los drones resulta útil para monitorizar las poblaciones
animales, caracterizar las formaciones vegetales y realizar estudios de ecología e impacto ambiental. La
rapidez con la que pueden desplegarse los equipos sirve para dar respuestas eficaces a crisis ambientales
como episodios de contaminación, vertidos, incendios, caza y pesca ilegal, extracción de madera o
sobreexplotación de recursos naturales. Aunque las restricciones legales limitan considerablemente el
potencial de los drones para trabajos a gran escala, es de esperar que en el futuro cercano se produzcan
avances como cargas útiles más innovadoras y la integración de los sistemas en redes de sensores que
abren nuevas perspectivas para una monitorización integrada del medio natural.