El cartílago y/o el hueso se desarrollan en el esqueleto cardíaco de varias especies de mamíferos. Se observó depósitos cartilaginosos en la válvula aórtica, trígonos fibrosos y tabique interventricular. También se conoce la presencia de cartílago en la válvula pulmonar en aves, pero no en mamíferos. En este trabajo se describe la aparición de tejido cartilaginoso en las válvulas pulmonares de 40 de 351 hámsteres sirios examinados mediante técnicas histológicas, histoquímicas y/o inmunohistoquímicas. Los depósitos cartilaginosos se localizaron en las uniones fibrosas de las valvas de la válvula a la pared del tronco de la arteria pulmonar. Nuestros hallazgos indican que las uniones proximales de las valvas a sus respectivos senos, y especialmente la de la valva ventral, son las regiones valvulares más propensas a desarrollar focos cartilaginosos. No obstante, la posible función de estos focos sigue siendo una cuestión sin resolver. La formación de cartílago en la válvula pulmonar comienza durante el primer mes de vida, es decir en el período en el que la válvula alcanza la maduración histológica. La evidencia más temprana de condrogénesis es la presencia de pequeños grupos de células incrustadas en una matriz extracelular positiva para colágeno tipo II. Estos grupos celulares aumentan de tamaño y se diferencian en tejido cartilaginoso hialino. Se supone que los precursores de las células cartilaginosas son elementos derivados de la cresta neural. Sin embargo, se desconoce el factor o factores implicados en la diferenciación de estos precursores en condrocitos. Cabe destacar que, tanto en aves como en mamíferos, la formación de cartílago en las válvulas aórtica y pulmonar son eventos independientes. Esto encaja con la hipótesis de que la morfogénesis de las válvulas semilunares cardíacas puede estar mediada por subpoblaciones específicas de células de la cresta neural cardíaca, que actúan por separado en ambos lados del tracto de salida cardíaco embrionario.