Reconocemos las curvas Bézier como el alma y origen del procedimiento ineludible para construir formas gráficas basadas en vectores. Esta solución representativa, arranca de una descripción matemática que en su origen, tenía como única finalidad facilitar un sistema técnico para el diseño automovilístico. Estas fórmulas matemáticas son el fundamento del lenguaje de la programación gráfica en la descripción de objetos con los que hoy dibujamos formas, superficies o tipografías con naturaleza vectorial. Los programas actuales de representación gráfica son los herederos de esta identidad matemática que, gracias a sus herramientas, nos permiten adaptar cualquier forma en cualquier espacio y dirección haciendo de las curvas Bézier su principal aparato locomotor. Estas, junto al lenguaje PostScript, nos permiten hoy en día una perfecta construcción, visualización e impresión con medios digitales.