Junto al papel militar, fruto de un óptimo emplazamiento estratégico, si algo define la naturaleza de Carthago Nova, es su carácter de emporio comercial. A lo largo de esta dilatada secuencia, distintos han sido los impulsos que han movido sus transacciones, diversas las mercancías que las han nutrido, y variados, por tanto, los espacios para su producción, almacenamiento y comercialización. Analizamos en este trabajo las evidencias directas e indirectas de dichos espacios, así como su inserción en la topografía de la urbe.