Este trabajo aborda reflexiones en torno a dificultades comunes a las que me he enfrentado en la enseñanza de la Pintura en dos contextos diferentes: en la Universidad de Málaga en España y en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo en México. En ambos contextos he sentido cómo el tiempo de la pintura choca con los tiempos y ritmos universitarios, ya sea por la reducción de las horas lectivas de las asignaturas de la pintura o por la proliferación de las pantallas y los ritmos de vida acelerados inducidos por internet y las redes sociales. Son problemas que afectan directamente a la comprensión y desarrollo del aprendizaje de la pintura desde la experiencia estética y la introducción de los procesos como parte de esta.