Entre 1695 y 1700 confluyen en la catedral de Tui tres pintores-doradores portugueses, Fernando
Rodrigues de Castro, Joio Monteiro y Gergório de Castro, afanados en el dorado del nuevo retablo
mayor y la policromía completa de las cajas de los órganos. Al pintor genovés Giovanni Battista
Mangino, proveniente quizás del Algarve, se le adjudican en 1716 una serie de trabajos que habían
quedado pendientes de años anteriores. La llegada a la sede del obispo Fernando de Arango y Queipo coincide con un cambio de rumbo estético en la catedral, cuyo exponente es una monumental empresa artística: el retablo de la Expectación. Su policromía, financiada por el referido mitrado, recae en 1728 en el bracarense João Fagundes, que afronta la encomienda auxiliado por los maestros locales Juan Antonio y Francisco Rolán de Santa Cruz, Ignacio Álvarez de Lara y José de Montemayor. Con antelación, en 1727, el cabildo había abonado a Fagundes la pintura y el dorado de otros dos retablos, dedicados a los santos Cosme y Damián y a la Sagrada Familia. Otro pintor de Braga, Estévão da Silva, figura en 1742 como responsable de dar color a la sillería de coro y el retablo de las reliquias. Me propongo con este trabajo realizar el estudio de dichos encargos desde el punto de vista de las técnicas, los motivos decorativos y la gama cromática empleada por dichos maestros, completando el análisis con la alusión a su otra producción conocida.