En la actualidad, cuando avanzamos de manera inexorable hacia la culminación del primer cuarto del siglo XXI, y pese a los avances experimentados durante este periodo en materia de igualdad de género en el ámbito de las relaciones laborales y de la seguridad social, lo cierto es que los resultados obtenidos no se corresponden con los esperados. Consecuentemente, los Estados y las instituciones internacionales tienen ante sí uno de los principales desafíos frente a la discriminación por razón de género en el ámbito socio-laboral, demandándose la incorporación, en sus diferentes proyectos legislativos, de una regulación que sea capaz de impedir, de manera eficiente, las brechas de género que aún subsisten en el mundo del trabajo. Pues es un hecho constatado que las desigualdades presentes en el ámbito laboral y salarial van a repercutir, a su vez y de manera perniciosa, en la determinación de las futuras pensiones de estas trabajadoras.