En parte redundante, con este primer enunciado a modo de introducción de los
dos apartados que siguen, se pretende insistir en algunos aspectos de la moneda que
más relación guarda con la política económica de las ciudades hispanas, primero hasta
la conquista romana y más tarde con la administración del Imperio, pero también de las
diferentes funciones de la moneda entre los usuarios, desde las pequeñas transacciones
comerciales a las grandes fortunas que testimonian algunos tesoros, incluyendo los no
estrictamente dinerarios como se desprende de su presencia en ritos fundacionales o
funerarios, entre otros. Hay que tener presente que la función inicial con la que fue
concebida una acuñación y los usos que se le dieron posteriormente son, a veces, muy
distintos. Es decir, por un lado tenemos el propósito con el que el Estado acuñaba una
emisión monetaria y por otro lado, el uso que las gentes daban cotidianamente a las
monedas, que no tiene por qué coincidir con la finalidad para las que fueron fabricadas.