De entre las muchas manifestaciones en el ámbito de la experiencia jurídico romana del poder del pater sobre las personas sub potestate y, particularmente, sobre las hijas, se encuentra la exigencia de su consentimiento, junto al de los contrayentes, para poder celebrar un iustum matrimonium. Pero no se trata de un mero requisito formal, pues la mayoría de las veces la voluntad del pater se imponía a la de los propios y más directamente interesados. En los tiempos actuales, nos enfrentamos a un gravísimo problema con los matrimonios forzados, que ha trascendido del ambiente estrictamente doméstico y familiar, para escalar a niveles de violencia intolerables. En las páginas que siguen vamos a abordar algunos aspectos de la regulación de los matrimonios por conveniencia o matrimonios “arreglados” en Roma, pues entendemos que entre éstos y aquéllos existe un nexo de unión o continuidad, en la medida que al abrigo de ciertas prácticas “culturales”, se ha venido a perpetuar la idea de la inferioridad de la mujer.