La actuación policial está regida bajo una serie de principios que requieren al
agente del orden el uso de herramientas o medios idóneos, oportunos, congruentes y
proporcionados para neutralizar amenazas y reducir de forma significativa los riesgos y los daños.
La comercialización de dispositivos eléctricos puede ser una forma eficaz de salvaguardar los
intereses jurídicos, criminológicos y policiales que derivan de cada situación en concreto,
constituyendo un arma que, bajo la correcta y debida formación del agente, permita que se
observen con armonía las reglas nacionales e internacionales de intervención policial.