Las instituciones financieras han jugado tradicionalmente un papel crucial en la provisión y creación de liquidez (Diamond y Dybvig, 1983) y en la transformación del riesgo (Boyd y Prescott, 1986). Además, el impacto de las actividades bancarias en la economía real es conocido (Berger, Molyneux y Wilson, 2020). En concreto, los bancos, a través de la concesión de crédito, determinan la dirección de las economías al canalizar inversiones a diferentes sectores.
Sin embargo, el papel de los bancos y su influencia en la economía evoluciona a medida que surgen nuevos desafíos de la sociedad. Así, por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19, los bancos en EE. UU. fueron fundamentales para estabilizar la economía actuando como intermediarios en la canalización de fondos del gobierno a través del Programa de Protección de Cheques de Pago (PPP). Este rescate constituyó un salvavidas para ayudar a las pequeñas empresas a lidiar con las consecuencias económicas de la pandemia. El presente estudio examina el impacto de este programa en la eficiencia y el coste de capital de los bancos participantes.
La literatura bancaria sugiere que estas instituciones generalmente experimentaron mejoras en su rentabilidad (Marsh y Sharma, 2021). Sin embargo, aunque que las ratios de rentabilidad son indicadores del rendimiento de un banco, las medidas de eficiencia ofrecen una visión más completa de la capacidad de un banco para maximizar ingresos y minimizar costes simultáneamente. Este análisis es de gran importancia dado el desafío al que se enfrentaron los bancos americanos al procesar un volumen excesivo de solicitudes de préstamos en un corto espacio temporal. Evaluar cómo gestionaron estas operaciones en un entorno exigente puede proporcionar una información valiosa sobre la preparación del sistema bancario para desafíos similares en el futuro.