Partiendo del enfoque teórico de Milton Santos y del uso de metodologías cuantitativas y cualitativas, se analizan los circuitos espaciales de producción generados por la pesca y el consumo de productos pesqueros en Quintana Roo. Como antecedentes se abordan la apropiación y la explotación inicial de la costa quintanarroense por la pesca y otras actividades, una apropiación hoy cuasi monopolizada por el turismo. La pesca actual se centra en la langosta viva capturada por unas pocas cooperativas, principalmente en el centro y sur del estado, aunque en el pasado la tortuga marina fue la principal especie comercial. Los circuitos espaciales revelados reflejan una densa red de relaciones espaciales, una red donde Cancún-Puerto Juárez funge como nodo central a escala estatal. Estos circuitos presentan una estructura multiescalar, aunque en ocasiones se organizan en torno a productos, escalas y espacios específicos. Es el caso del camarón, cuya alta demanda domina la escala nacional y explica su aprovisionamiento desde Sinaloa y Sonora, y también desde Belice. Los circuitos de la langosta reflejan una situación paradójica: mientras la langosta viva capturada en el estado se destina al mercado asiático, el consumo local se nutre de cola de langosta del vecino Yucatán; además, en estos circuitos internacionales Cancún funge principalmente como simple punto de acopio e intermediación, subordinado a Ensenada. La investigación revela cómo recursos pesqueros locales de distinta procedencia son destinados a satisfacer una creciente demanda turística e internacional, lo que otorga tintes extractivistas a estos circuitos y compromete la sostenibilidad de los mencionados recursos