Debajo del mármol están las caracolas se trata de un proyecto de autoficción de carácter multidisciplinar que parte del símbolo de las caracolas como hallazgo de un pasado irrepetible. El proyecto se sitúa en el parque San Pablo, lugar en el que viví mi infancia antes de ser derribado en el año 2009. Tomo como punto de partida el recuerdo de que su suelo se encontraba repleto de
caracolas. El parque San Pablo ya no existe como tal ya que sufrió, en el sentido literal de la palabra, una completa reforma en el año 2010. Esta reforma supuso una gran pérdida personal y también colectiva por parte de los vecinos del pueblo.
La idea del proyecto nace de una necesidad propia de reencuentro con el parque y vertebra alrededor de diferentes modos de aproximación al lugar. Entran en juego conceptos como la memoria, el paso del tiempo, la arquitectura hostil, la desaparición de espacios de ocio libre de consumo, la autoficción, la investigación ficcionada, la movilización vecinal y la desconexión con los entornos naturales.