Actualmente las políticas educativas nacionales e internacionales derivadas de
posicionamientos neoliberales sitúan a la escuela como un espacio de conocimientos
técnicos, prescriptivos y ejecutivos, ajenos de sus sujetos y de sus condiciones
culturales, sociales, políticas, históricas, económicas, geográficas y económicas. Desde
esta perspectiva la escuela moderna generalmente promueve praxis educativas con
carácter social irrelevante, en donde el pensamiento creativo así como otras
posibilidades de imaginar el espacio educativo son relegadas y banalizadas bajo el
argumento hegemónico de que solamente es posible pensar a las instituciones
educativas de la manera en que tradicionalmente se ha hecho.