El principal objetivo de esta tesis es analizar las expresiones rituales en el mundo rural visigodo durante los siglos VI y VIII. En la Hispania posromana, las ofrendas junto a árboles, piedras o fuentes, condenadas como prácticas paganas que persistían en un contexto ya cristianizado, han sido objeto, por parte de la historiografía especialista, de interpretaciones que las consideran reminiscencias de cultos precristianos o expresiones animistas de longue durée de un culto a la Naturaleza. No obstante, este estudio cuestiona esta perspectiva y argumenta que estas menciones responden a estrategias discursivas de la Iglesia para eliminar rituales no conformes con la liturgia oficial. Para respaldar esta interpretación, uno de los enfoques más útiles en este trabajo es el enfoque de la Lived Ancient Religion (LAR) que permite visualizar cómo los individuos en el espacio rural utilizaron dispositivos y mecanismos rituales distintos a los definidos por las instituciones eclesiásticas. En este sentido, la deposición de ofrendas junto a piedras, árboles, fuentes u otros elementos de la geografía cotidiana adquirió múltiples formas para responder a las necesidades diarias, constituyendo así una forma de religión no autorizada que escapaba de la normativa litúrgica sancionada por las autoridades. Este trabajo también destaca la importancia de las redes monásticas y episcopales en la transmisión de estrategias de evangelización, lo cual explica la aparición de denuncias similares en contextos geográficamente (y temporalmente) distantes, como la Galia franca, la Hispania visigoda o la Inglaterra anglosajona tardía. Las condenas eclesiásticas a estas prácticas reflejan, en mi opinón, tensiones dentro de la ortodoxia cristiana.
Al asociar estos rituales con el pasado pagano, las autoridades buscaban legitimar su eliminación y fortalecer la estructura institucional de la Iglesia, presentándola como garante de un cristianismo unificado y ferviente frente a cualquier desviación percibida.