Este artículo propone un recorrido por la obra de Alejandro de la Sota (1913-1996), maestro y pionero de la arquitectura moderna española, centrado en la consideración de la técnica como fundamento de la forma arquitectónica a lo largo de su trayectoria profesional. Para ello, se han estudiado documentos originales conservados en el Archivo de la Fundación Alejandro de la Sota, algunos de ellos inéditos, seleccionando una serie de proyectos representativos que permiten comprender esta evolución. Mientras que la segunda mitad de la década de 1950 y los años 60 se caracterizan por la construcción de grandes contenedores industriales, donde los recursos técnicos se exhiben de manera explícita, a partir de los años 70 estos dan paso a cubos funcionales, en los que se refleja una renuncia progresiva a basar la apariencia visual de la arquitectura en la manifestación de los medios tecnológicos. Esta voluntad de soslayar la expresión directa de las técnicas empleadas es posible gracias a la universalización de las soluciones y a la adopción de sistemas constructivos flexibles y ligeros, cada vez más avanzados, en sintonía con su disponibilidad en el mercado. El resultado, patente en sus últimos proyectos, es una arquitectura que aspira a disolverse en el ambiente, alterando el espacio lo imprescindible para poder hacerlo habitable, y en la que el esfuerzo ahorrado mediante el uso eficiente de la técnica se invierte en minimizar el sufrimiento que conlleva el hecho constructivo y en favorecer el bienestar.