Involuntad trata de manifestar y hacer visible, a través de la materia, la presencia de la naturaleza en el ser humano y la manera en que este la habita con frecuencia en situaciones cotidianas y familiares para cualquier espectador, como el simple hecho de estar acostado o acurrucado. En esos momentos, de manera inconsciente, buscamos nuestro propio «núcleo», nuestro centro, una parte profunda de nuestro ser. Esta búsqueda del centro corporal al adoptar la posición fetal remite inevitablemente a las espirales geométricamente perfectas presentes en la naturaleza.
El uso de la naturaleza como material en forma de semilla, convirtiéndola en coautora de la obra, es un aspecto fundamental. La naturaleza, en su esen- cia, es lo incontrolable y no someterla buscando unos resultados específicos se convierte en un pacto en el que la obra se enriquece con un elemento natural y nacido del azar.
Al final, la posición fetal es una representación física de la vulnerabilidad y de una introspección pura a través del cuerpo, una postura que compar- timos todos los seres humanos.