La violencia sobre la mujer representada en los medios de comunicación adquiere diversas formas que no siempre se manifiestan de manera explícita. A través de las modalidades de manipulación descritas por Greimas y Courtés las imágenes contemporáneas imponen a la mujer un único canon de belleza aceptable y una engañosa representación de su goce mediatizada por el deseo y la satisfacción masculinas. La
dialéctica entre lo visible y lo invisible que el ojo patriarcal ha instaurado en la sociedad occidental por medio de la tiranía de los medios de comunicación de masas, aún impiden a la mujer, en pleno siglo XXI, el acceso a una manifestación libre y fidedigna de su propia naturaleza física y sexual.