Es muy frecuente la presencia de la
fotografía como elemento discursivo en
el cine, de modo particular en las
películas de tema bélico. La fotografía
es una imagen de la realidad y, en el
caso de la foto-documento (como por
ejemplo la fotografía de guerra),
pretende ser un reflejo veraz de la
misma. Pero, por muchas razones, la
objetividad de la fotografía puede verse
alterada al permitir la técnica que su
autor la manipule o al utilizarse con una
finalidad distinta de para la que fue
concebida. Sobre esa manipulación,
sobre sus justificantes morales o sobre
los intereses que la provocan se centran
nuestras reflexiones. Estas se articulan
a partir del filme Bajo el fuego (Roger
Spottiswoode, 1983) que presenta la
actuación de un reportero de guerra en
el conflicto nicaragüense de 1979. Los
tipos de instantáneas que realiza, sus
intenciones y la ética de su
comportamiento ofrecen muchos
matices para el análisis.