La plasmación del poder y su ejercicio, más aún cuando se centra en personajes históricos que pueden servir como ejemplo a los espectadores, ha sido una constante en la historia del cine. El interés por los mecanismos del poder, y porqué no, por la vida íntima de aquellos que lo
ostentaron, adquiere una nueva dimensión cuando se trata de personajes femeninos. Las mujeres con poder plasman en sus vidas y comportamientos distintos roles femeninos que puede rastrearse a lo largo de toda la historia de la humanidad.
Nuestro objetivo pretende ser más concreto, acercarnos a la forma en que una reina concreta, Juana I de Castilla, se convirtió en la
representación por excelencia del rol de mujer loca o desequilibrada en el siglo XIX a través de una obra teatral de gran éxito Locura de amor, de fuerte carga moralizante; y como en tiempos más recientes se reafirma ese rol con nuevos planteamientos, provocando una avalancha de títulos que aprovechan ese filón.