La sociología siempre ha concedido un lugar importante a la edad como factor diferenciador entre grupos sociales. Esta condiciona tanto nuestra conducta como nuestra situación social, y esto sucede por dos razones esenciales. En primer lugar condiciona el ciclo vital en el que nos ubicamos y, en segundo, nos asocia a una generación que comparte los mismos registros en su socialización temprana. Si nos centramos en el caso de los ciudadanos españoles menores de 25 años, debemos asumir que su socialización reciente ha conllevado la conjunción de una serie de factores e influencias que va a dificultar la consolidación de sus propios proyectos personales, así como su aportación conjunta al país para salir de su preocupante situación social y económica. Aunque el trabajo se centra en cuestiones de formación y empleo, la reflexión debe abrirse a un fenómeno mucho más complejo (con rasgos demográficos, políticos, educativos y tecnológicos, entre otros).
En base a todo lo anterior, el presente trabajo pretende resolver dos cuestiones vitales. Debemos, por una parte, determinar hasta qué punto la denominación de “generación perdida” se ajusta a las cohortes identificadas y, en un segundo término, debemos analizar y sintetizar las principales causas del fenómeno. Por último, subrayar que los estudios de este tipo deberán contribuir a orientar las próximas políticas sociales en España y, por extensión, en la Unión Europea.