De modo generalizado está asentado que durante el Pleistoceno Medio, y a partir de procesos evolutivos del “Homo erectus”, surge en Europa una nueva especie de homínido denominado “Homo heilderbergensis” con caracteres anatómicos semejantes a los erectus, pero a su vez con pocas diferencias con los neandertales. De ahí que también se denomine a este homínido como “Homo preneandertal”, es decir aquellos que fueron los ancestros directos de los neandertales. No obstante, no existe en la actualidad unanimidad entre los paleontólogos humanos, sobre la clasificación precisa y clara de estos homínidos.
En Iberia no es que existan pocos yacimientos atribuibles a estos grupos humanos, simplemente dichos lugares son excepcionales, pudiendo destacarse los yacimientos de Atapuerca (Sima de los Huesos y Galería) en Burgos, y la cueva del Bolomor en Valencia.
En el sur de la península ibérica, en el actual territorio de la región de Andalucía, la presencia de estos grupos se evidenciaba a partir de los descubrimientos de las industrias líticas de las terrazas de los grandes ríos, como es el caso del Guadalquivir. Estas industrias pertenecientes al complejo cultural y tecnológico achelense se caracteriza por presentar piezas muy masivas, con tamaño mediano-grande, con útiles para la desmembración de miembros de grandes mamíferos, como los bifaces, hendedores o picos triédricos, pero prácticamente son los únicos vestigios que aparecen, ya que los restos orgánicos no aparecen. Esta circunstancia cercena en gran medida el conocimiento sobre estos grupos de cazadores.
Sin embargo en 1995, en un Proyecto de Investigación centrado en la cueva del Ángel en Lucena, dirigido por Cecilio Barroso Ruiz y Daniel Botella Ortega, se puso al descubierto un relleno sedimentario del Pleistoceno Medio, que se había formado a partir de un hábitat de “homo
heilderbergensis” o “preneandertal” en el lugar. La investigación desarrollada hasta el año 2013, y llevada a cabo por un gran equipo interdisciplinar e internacional, está llegando a descubrimientos extraordinarios, que pueden llegar a cambiar gran parte de los paradigmas que en la actualidad existen sobre el modo de vida y la interrelación con el entorno que caracterizaban a estos homínidos. Sin lugar a dudas estamos ante uno de los grandes yacimientos de Euroasia, que facilitará dar respuesta a los numerosos interrogantes que estos grupos achelenses representan, a la vez que nos permitirá a partir de ahora acceder a un conocimiento muy profundo sobre dichos homínidos, sobre los aspectos de adquisiciones tecnológicas, la Paleoecología, la cronoestratigrafía, los procesos climáticos, la adquisición y explotación de recursos alimentarios, la captación territorial de la materia prima pétrea para su elaboración industrial, la movilidad territorial, la adquisición o control del fuego, etc.