La calidad de la asistencia sanitaria es un valor muy apreciado por los pacientes (buscan mejorar su salud), así como por los profesionales sanitarios (ética profesional, satisfacción personal) o también por las instituciones u organizaciones que ofrecen el servicio (privadas: buscando fidelización del cliente, reducción de costes o rentabilidad; o públicas: misión de satisfacer fines públicos o intereses generales, o reducción de gastos para cumplir el objetivo de estabilidad presupuestaria). La suma de los intereses de cada una de las partes nos proporciona distintos puntos de vista sobre el sistema, todos ellos útiles y valiosos para conseguir una perspectiva global y completa, desde todos los ángulos.
Por tanto, la responsabilidad para que el sistema de salud funcione recae sobre todos los agentes participantes. Sólo el esfuerzo compartido posibilitará la mejora continua en las prestaciones. Respecto a la valoración de la calidad de los servicios públicos de salud no puede encontrarse mejor patrón de medida que el establecido por la percepción de los usuarios. La forma en la que los pacientes experimentan un servicio público sanitario es la mejor evaluación que puede hacerse de su nivel de excelencia. El nivel de calidad medido a través de métodos objetivos, cede ante la calidad que los pacientes perciben en su experiencia directa (subjetividad). Su satisfacción es la pieza esencial del sistema.
De esta forma, el ciudadano, sus necesidades y su satisfacción, pasan a ser el eje central de los servicios sanitarios públicos. Por esto, es necesario conocer cuál es su opinión, su imagen concebida del sistema, cuáles son sus percepciones y cuál es la medida en la que las acciones realizadas para la modernización y mejora de los servicios son percibidos y satisfacen la demanda generada. Se incorpora, así, la calidad percibida, la satisfacción y la imagen como líneas de gestión y evaluación de todos los centros asistenciales, así como indicadores de posibles campos de actuación sobre los cuáles volcar todos los esfuerzos y aplicar todos los recursos materiales y humanos, tecnológicos y de conocimientos, organizativos y estratégicos.
Desde los servicios centrales de sanidad se han impulsado numerosos programas para mejorar la calidad de la asistencia que después se han traspasado a las comunidades autónomas para que cada una implemente sus propios planes de calidad. Desde nuestra comunidad autónoma de Andalucía se han generado múltiples planes estratégicos e incluso se ha fundado una agencia de acreditación de la calidad, sin embargo dentro de la vorágine de la gestión clínica cada uno de los servicios hospitalarios trata de subsistir incorporando las medidas de gestión que se les imponen, teniendo únicamente un control parcial de sus efectos. Hasta fechas relativamente tempranas no ha existido un interés en la gestión clínica proveniente de los profesionales que trabajan más en contacto con los enfermos, pero se ha comenzado a extender como un campo de conocimiento necesario para lidiar y batallar contra la gerencia hospitalaria.
En este contexto queremos volcar nuestra atención en los Servicios de Neurocirugía, considerados a nivel mundial como los pioneros en multitud de apartados, como la investigación, la inversión o el desarrollo técnico, pero como todos los otros servicios adolecen de un déficit en la formación de gestión sanitaria. Múltiples planes internacionales están surgiendo para remediar esta cuestión, aunando esfuerzos para conseguir una gestión más eficiente y de mayor calidad del sistema, sin embargo en nuestro país aún nos encontramos anclados dentro de la estructura general del sistema sanitario, sin planes específicos de desarrollo plenamente consensuados con los profesionales y con poca orientación hacia una visión de la calidad desde el punto de vista de aquellos que son lo más importante de la profesión médica, los pacientes. Los Servicios de Neurocirugía públicos, como la mayoría de servicios sanitarios de los países occidentales, vive un estado de permanente existencias de reformas. Estas reformas son, en ocasiones, cambios en profundidad en las estructuras de la organización, gestión y financiación de los recursos utilizados, mientras que en otras responden a demandas de modificaciones puntuales y específicas. Las demandas de universalización de la atención sanitaria pública han dejado paso a demandas dirigidas a maximizar la calidad de estos servicios.
En definitiva, la idea con la que nace este estudio es la de conocer el punto del que partimos, para a partir de allí darnos cuenta de aquellas reformas que fueran necesarias y cuales de ellas nos permitirán avanzar en pos del objetivo final, la satisfacción del paciente. El objetivo de esta tesis será evaluar la percepción de la calidad en los usuarios del sistema sanitario de salud y de los servicios de neurocirugía de Andalucía.
MATERIAL Y MÉTODO
Durante el año 2013-14 se llevaron a cabo encuestas preliminares a los jefes de servicio de Neurocirugía de las diferentes provincias de Andalucía con el objetivo de estructurar una encuesta para los usuarios del sistema sanitario de salud pública y de los servicios de neurocirugía de Andalucía. Se realizó un testado previo de la encuesta y posteriormente se comenzaron a realizar a nivel de toda Andalucía.
Se dividieron los apartados en función de los tipos de calidad, a saber, calidad técnica, funcional y de infraestructuras. Posteriormente se realizaron análisis estadísticos para las variables del grupo de sanidad general y para el subgrupo de neurocirugía, de forma diferenciada, incidiendo en el análisis de frecuencias, el análisis de medias y finalmente un análisis de cluster.
RESULTADOS Y CONCLUSIONES
Tras el análisis de los resultados las conclusiones generales extraídas son las siguientes:
- No existen diferencias en cuanto a calidad percibida por los usuarios entre los servicios de neurocirugía y el global de la sanidad andaluza.
- El género no determina grandes diferencias en la calidad percibida, excepto quizás en la calidad de infraestructuras que es más favorable en las mujeres.
- Tanto para el global de la sanidad andaluza como para los servicios de neurocirugía las personas con mayor edad presentan una calidad percibida más elevada que las personas más jóvenes.