Con el título Historia y Memoria. Recuerdo y Olvido, la conferencia de Alberto Rosa abordó los usos sociales y educativos del conocimiento histórico, en los sistemas educativos de los estados-nación, cuestionando si estos siguen siendo útiles y moralmente sostenibles.
A partir de la concepción cambiante que el tiempo y el pasado adquiere con la Ilustración, elaboró una disertación en la que señaló las funciones de la Historia Nacional como interpretación del pasado, para actuar en el presente y preparar para un futuro. Objetos, rituales del recuerdo y prácticas sociales han confluido para construir representaciones, sentimientos y explicaciones que elaboran una identidad colectiva. La Historia Nacional, que produce relatos enlazando eventos narrativos, negociando recuerdos y olvidos, ha tenido en la escuela pública un escenario privilegiado para estandarizar las representaciones del pasado, construir una comunidad imaginada y definir quiénes somos frente a otros.
Pero ahora el Estado-nación está perdiendo soberanía, su población siente desafección hacia la política y miedo al futuro, al tiempo que su identidad se fractura. ¿Resulta entonces útil que siga siendo el eje que articule una única narrativa del pasado?
En ese caso, ¿qué Historia enseñar? Quizás aquella que sirva para identificarse con un solapamiento de comunidades de pertenencia, con una ciudadanía que reclama derechos conociendo los avatares que estos han experimentado. Seleccionar contenidos para explicar conceptos que permitan identificarse con agentes históricos relevantes, que integren teorías a modo de herramientas para la interpretación del pasado, podría permitir superar la Historia de la nación, abordando una historical literacy basada en un conocimiento reflexivo y crítico que empodere al alumnado a pensar históricamente para ejercer una ciudadanía activa, transnacional, que reclama derechos y participación.
A modo de conclusión, Alberto Rosa planteó la posibilidad de que la enseñanza de la historia contribuya a una educación en valores cívicos, abordando un conocimiento crítico y reflexivo dirigido a la mejora de la democracia. Un relato diverso y cambiante, escrito para formar una ciudadanía multicultural y tolerante, que deje de lado la celebración de esencias inmutables y se centre en la explicación del cambio, que es lo único permanente de lo que los humanos hacen.