La literatura artística de los distintos estados toscanos del primer renacimiento se caracteriza por su marcado carácter social y político. En muchos casos el concepto clave es el de fama, gloria de un artista que sirve al mismo tiempo a la gloria del estado. Un posible antecedente al de Florencia será el de la Sición de Lisipo. Florencia creció en la primera mitad del siglo XVI pero mantuvo su tradición de libertad y ciudadanía, pero en estas fechas con Cosme I de Medici y su título de Gran Duque de la Toscana provocará que los ciudadanos se conviertan en súbditos y los artistas obligatoriamente en seguidores de la Academia del Disegno, de sus normas y de su servicio al control absoluto de los artistas y su misión principal: loar la gloria de su dinastía y su propia persona. El caso toscano lo trasladamos al novecientos nacionalista, comprobando cómo los nacionalismos periféricos optan por estilos históricos anticlásicos, mientras que el nacionalismo centralista por el clásico.