La presión demográfica que soportan muchas áreas de montaña de Centroamérica ha alterado el sistema agrícola tradicional, que había logrado mantener desde tiempos ancestrales el frágil equilibrio medioambiental de estos espacios. Los cambios en los usos agrarios han provocado un aumento de la vulnerabilidad a la degradación y ha favorecido que la erosión hídrica del suelo sea actualmente uno de los principales problemas medioambientales de las montañas tropicales centroamericanas, donde se ha sustituido el bosque por los usos agropecuarios. Las escuelas de campo (ECA) es la metodología de trabajo que se va a utilizar para transmitir a los productores y productoras la gravedad de este proceso de degradación en sus fincas, así como las causas, consecuencias y las medidas de control. La puesta en marcha de esta metodología ha requerido, como paso previo a su constitución, una fase inicial de investigación en las áreas donde se van a implementar con el objetivo de analizar el estado erosivo y las pérdidas de suelo y determinar los factores de erodabilidad (ambientales y de manejo). Los resultados obtenidos indicaron que los sistemas agroforestales de café y cacao y la ganadería bovina extensiva fueron los usos del suelo con un control más efectivo de la erosión. Por el contrario, los cultivos que presentaron las tasas de erosión más elevadas fueron el maíz, el frijol y la arveja, desaconsejándose tan sólo este último. Los factores de erodabilidad fueron la cubierta vegetal, la pendiente y el sistema de cultivo, a partir de los cuales se han establecido las buenas (BPA) y malas (MPA) prácticas para cada uno de los cultivos, lo que permitirán controlar la erosión y mejorar la sostenibilidad medioambiental.