La inmunidad de que gozan los representantes del Estado en las relaciones internacionales ha experimentado una significativa evolución, propiciada por la necesidad de luchar contra la impunidad ante la comisión de conductas por éstos contrarias al Derecho Internacional y que merecen la repulsa de la comunidad internacional en su conjunto. Las dificultades técnicas y jurídicas que supone fijar los límites a la mencionada inmunidad con este objetivo, constituye en la actualidad una de las cuestiones más complejas y delicadas tanto desde el punto de vista jurídico como político en el Derecho Internacional contemporáneo sobre la que trabaja la Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas, de la cual es miembro la autora de la Conferencia que referenciamos.