El incremento del número de casos de corrupción en España se ha traducido en una auténtica inflación de informaciones sobre esta temática en los medios de comunicación. En estas informaciones se efectúa una reconstrucción de los hechos, un verdadero juicio que precede en el tiempo y en el imaginario de la opinión pública al resultado del juicio oral que ha de seguirse ante un tribunal de Justicia.
El análisis del relato periodístico sobre la corrupción en un caso concreto considerado paradigmático, como el caso ‘Malaya’, revela que existe un relato periodístico de la corrupción asociada a políticos y gestores públicos, con unos modos de narrar y unos enfoques determinados. En este relato, de estructura episódica y carácter transmedia, se simplifican los contenidos mediante el recurso a un eje dramático que convierte a los implicados en personajes a los que se atribuyen roles específicos. Los roles implican la estigmatización de los implicados y el ensalzamiento de sus antagonistas, y se personaliza en uno de los implicados toda la historia, mediante la polarización del relato entre las posturas del héroe y del villano. La presencia de personajes del mundo rosa entre los implicados ha provocado además una ‘rosificación’ del relato sobre este tipo de procesos, lo que ha contribuido aún más a su simplificación y a su propagación entre la opinión pública.
El estudio sobre las fuentes de información que alimentan este relato y el tipo de narrador del mismo muestra que se emplea de inicio como si fuera definitiva la versión preliminar de la Policía y los investigadores, debido a una obsoleta y deficiente regulación del secreto sumarial. Esto deriva en un relato periodístico fragmentario, impreciso e incriminatorio, que por su simplificación prospera entre la opinión pública como si fuese el juicio definitivo sobre los hechos. Lo anterior unido al fenómeno de indignación social genera unas elevadas expectativas en torno a las sentencias, que cuando son dictadas son percibidas por la opinión pública como insuficientes. Se magnifican además algunos hechos y se oscurecen otros, que quedan en un segundo plano debido a su complejidad, pese a que en casos como Malaya, su gravedad haya podido ser incluso mayor. Tal es el caso de procedimientos como Saqueo I y Saqueo II, en los que el montante del dinero público defraudado supera con creces lo que se ha enjuiciado en el procedimiento por el caso Malaya.
El momento en el que este relato prospera como el definitivo entre la opinión pública es la fase de instrucción, donde el número de informaciones sobre la trama es exponencialmente superior al juicio oral. Es en esta fase, que se prolonga durante años y en la que se toman decisiones que atañen a los implicados mucho tiempo antes del juicio oral, cuando se forja el relato periodístico sobre el caso que prospera entre la opinión pública. La presión mediática y la expectación es significativamente superior en la fase de instrucción que durante el juicio.
En el caso Malaya se detecta este relato periodístico simplificador y fragmentario, en el que se dibuja un eje dramático y se atribuyen roles a los implicados, y las versiones ofrecidas en la fase de instrucción coinciden con las hipótesis iniciales de la Policía. Se trata de un relato transmedia en el que la presencia de los medios de la prensa rosa a raíz de la implicación de personajes como Isabel Pantoja supuso una importante presión mediática sobre los investigadores y condicionó la información de los medios convencionales sobre el proceso. La propagación del relato preliminar fue mayor gracias a todos estos elementos. El relato de Malaya se convirtió así en la postal de la corrupción marbellí, en un relato incriminatorio que estigmatizó de inicio a todos los investigados, en un relato épico con héroes y villanos que fue plasmado en una miniserie por RTVE, y en un relato que provocó expectativa de gran envergadura, y una importante decepción entre la opinión pública al llegar la sentencia. El relato periodístico sobre Malaya no es por tanto el relato definitivo ni completo de los hechos que acaecieron en la ciudad de Marbella, si bien las resoluciones judiciales en éste y otros casos surgidos de los juzgados marbellíes acreditan que en los esencial, y pese a sus lagunas y ausencia de matices, era un relato verdadero.