Los adelantos tecnológicos, en concreto el desarrollo de las comunicaciones, fueron una estrategia más en la batalla librada por el régimen primorriverista para lograr un incremento de las ventas que permitiera alcanzar la tan anhelada era de prosperidad sin conflictos sociales augurada por sus máximos representantes. En consonancia con la imagen que éstos proyectaron de sí mismos como taumaturgos, hábiles magos constructores del porvenir, capaces de llevar a la nación a obtener las más altas cotas de productividad, la publicidad de la época adoptó tácticas similares encaminadas a promover entre la población un consumismo que hicera posible el prodigio, el sempiterno milagro de la multiplicación de los panes y los peces. De España al mundo, a fin de crear uno nuevo en el que la nación hispana volviera a gozar del viejo protagonismo definitivamente perdido en el no lejano 1898.