A principios de siglo, Málaga no contaba aún con un Museo Provincial donde albergar la riqueza arqueológica de la provincia. Cuando entre los años 1904 y 1906 se derribaron parte de las murallas de la Alcazaba y en estos trabajos se descubrieron importantes hallazgos arqueológicos, la necesidad de buscar un local donde conservarlos llevó a la Comisión Provincial de Monumentos a convertir una de las salas de la Academia de Declamación, fundada por Narciso Díaz de Escovar, en un pequeño museo arqueológico. En éste se depositaron piezas de distinta procedencia que podemos conocer a través de distintas fuentes.