En 1904 se iniciaron las obras de ampliación del Parque de Málaga y para ello fue necesario el derribo de parte de las murallas que rodeaban el edificio de la Alcazaba. Como consecuencia de estos derribos se produjeron una serie de hallazgos arqueológicos de gran interés, que hicieron necesaria la intervención de la Comisión de Monumentos en un intento de salvarlos de una pérdida inminente. Fueron muchos los hallazgos que se perdieron o fueron a formar parte de los rellenos del puerto, pro otros, gracias a la labor de los miembros de la Comisión de Monumentos lograron su salvación.