Las grandes transformaciones tecnológicas y las nuevas formas de concebir la enseñanza
y el aprendizaje plantean la necesidad de volver a pensar el sentido y la naturaleza de la
profesión docente. En este escenario, la investigación educativa se ha centrado en conocer
cuáles son las competencias que los docentes necesitan para afrontar de manera satisfactoria
los nuevos retos profesionales. Este artículo reflexiona, precisamente, acerca del sentido
holístico del controvertido término competencias, sobre la selección de las que serían
profesionalmente más sobresalientes y sobre los complejos procesos de formación de las
mismas. Se destaca la importancia que adquieren el pensamiento práctico y el desarrollo
de procesos de interacción entre la teoría y la práctica como marco privilegiado para la
formación de competencias en el profesorado.