Los Mass Media han cooperado a promover en la conciencia
colectiva ciertos patrones estéticos en nuestro
marco cultural:
-el preponderante de la delgadez y
-la eterna juventud.
En las sociedad de las últimas tres décadas, las mujeres
trabajan afanosamente para construir planificadamente
las formas óptimas de un imaginario e imitado esquema
corporal, tan perfecto como inaccesible.
Mujeres de todo tipo vuelcan sus esfuerzos y ahorros
en intentar parecerse a esas mujeres paradójicas y falsas
que dicen ser algo que realmente no son y que, por lo tanto, provocan otras paradojas visuales; son mujeres
que aparentan otra realidad y se convierten en mujeres
objeto creadas artificialmente. Se convierten en paradojas.
Sin embargo, todas las mujeres, ya sean retocadas
o no, comparten algo común: envejecemos y morimos
y, por lo tanto, la falsa realidad queda neutralizada. La
socialización de las mujeres en torno a ciertos patrones
ideales que confieren los atributos más positivos a la
exaltación de determinadas formas corporales.
De modo que las mujeres se encuentren diariamente
frente a un cuerpo de referencia irreal, inaccesible, visiones
de perfección que actúan de manera de espejismo
en relación al cuerpo cotidiano.
De manera tal que los medios, en esta dimensión, juegan
un papel relevante por posibilidad inherente a la lógica
y dinámica de la estrategia publicitaria de apelar a
estereotipos en la búsqueda de preferencias para el consumo.
Las imágenes que reflejan estos medios muestran
mujeres de grandes senos, cinturas pequeñas y piernas
largas, por no mencionar las kilométricas pestañas…
pero luego la realidad es otra. cuando vamos por la calle un día cualquiera, es bien distinta. Las imágenes son
tratadas mediante programas informáticos de retoque
fotográfico y a veces, ellas han sido retocadas en alguna
clínica de cirugía estética. Hoy se halla extendida una
actitud posmoderna que es proclive a la exaltación de
las formas corporales humanas: el culto al cuerpo, “que
representa una de las máximas expresiones del materialismo
de nuestros días”, como apunta el catedrático Enrique
Rojas. Vivimos insertos en la época de la imagen,
donde pareciera que solo importa lo que se ve, triste
pero real.
La búsqueda obsesiva de los cuerpos deseables son el
desencadenante de mi proyecto. Mujeres de todo tipo
vuelcan sus esfuerzos y ahorros en intentar parecerse
a esas mujeres paradójicas y falsas que dicen ser algo
que realmente no son y que, por lo tanto, provocan otras
paradojas visuales; son mujeres que aparentan otra realidad
y se convierten en mujeres objeto creadas artificialmente.
Se convierten en paradojas. Los cuerpos
femeninos se convierten en portadores de signos culturales. El collage me permite apropiarme de esas imágenes
para combinarlas entre sí y crear una realidad más cercana
que la impresa en el papel. Son cuerpos que miran
más al vacío que a la presencia, al espacio de la ausencia
más que a la evidencia de lo físico. Y ...Cerrar con la
técnica de la fotografía utilizada como medio expresivo
de una sociedad establecida sobre el avance de la tecnología.