En el caso de las nanopartículas esta superficie concentra una gran cantidad de átomos, hasta tal punto que por ejemplo en una nanopartícula de Fe3O4 de 5 nm de diámetro presenta más del 35% de los átomos se encuentran en la superficie.
Esta acumulación de átomos junto con el elevada superficie específica hace que las interacciones a nivel superficial jueguen un papel fundamental (tensión superficial y fuerzas de Van der Waals) que limitan en gran medida la funcionalidad de las partículas y obliga a su modificación superficial.
La superficie de los materiales se define como la zona más externa de los
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mismos que se encuentra en contacto con el medio circundante.
Esta funcionalización superficial a la vez define las futuras aplicaciones de
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las partículas como veremos a continuación.