En la sociedad global actual, caracterizada por el auge de movilidad geográfica humana y por la intensificación de contactos entre sujetos pertenecientes a contextos sociales y culturales muy diversos. No cabe duda que el entorno escolar constituye un ámbito más en el que se articulan estos procesos. La discriminación étnica y las diferentes formas de intolerancia que emergen de la misma tienen presencia también en el entorno educativo. Reflexionar sobre cómo gestionar la diversidad cultural es quedar inmediatamente enredados en complicadas cuestiones en torno a la relación entre igualdad y diferencia. La educación intercultural se presenta como una estrategia para atajar todas estas cuestiones en el contexto de los cambios sociales que demanda el siglo XXI.