En su Diario de una viajera durante la guerra (1871) la escritora francesa George Sand
afirma que no tenemos derecho a olvidar. La autora de esta autobiografía sobre el conflicto
que enfrentó a Francia y Prusia había sufrido como una derrota personal el fracaso de la
Segunda República de 1848. Un siglo después otra mujer, la abogada Victoria Kent, igualmente
preocupada por la falta de instrucción del pueblo, la carencia de derechos de las mujeres y las
duras condiciones de vida en las cárceles, contemplaba con dolor el final, también forzado,
del ensayo republicano español. Málaga, su ciudad natal, es el escenario de este artículo sobre
el año anterior al de la proclamación de la II República. Sus obreros, campesinos, políticos e
intelectuales se debatían entonces entre el afán de permanencia y la voluntad de cambio. Son los
protagonistas de unas páginas elaboradas en el 75º aniversario de aquella primavera que trajo el
sufragio femenino. Eran tiempos de ira y esperanza.
In her Traveller’s diary in wartime (1871) French writer George Sand said that we are not
allowed to forget. The author of this autobiographical work on the incident that brought into
conflict France and Prussia had suffered as a personal defeat the failure of the Second Republic
of 1848. One century later another woman, the lawyer Victoria Kent, also concerned about
the poor education of the working class, the women’s lack of rights and the prisons’ tough life
conditions, witnessed to her sorrow the likewise forced end of the Spanish republican attempt.
The city of Málaga, where she was born, is the scene of this article on the year before the one
in which the II Republic was proclaimed. At that time the working class, peasants, politicians
and thinkers in Málaga were torn between their wish of continuance and their determination to
change. They are the major figures of these lines written on the 75th anniversary of that spring
which brougth the women’s vote. Those were times of rage and hope.